Un jueves después de la fiesta de egresados de nuestro colegio, nos vinimos con Meli para la quinta de mis abuelos. Hacia demasiado calor, unos 30°. Vale aclarar que Buenos Aires esta hecho un horno. Claramente comimos asado y mantecol, nada que ver las dos cosas, pero muy ricas ambas. Después de toda una tarde metidas en la pileta, refrescandonos, fuimos a dar un par de vueltas por Tristan. Una tarde muy linda con una amiga que vale la pena y te hace reír con cualquier cosa, como por ejemplo, que le pique un bicho en la boca jaja. La amo. Y Si alguien lo nota, hay una leve diferencia en la tez de piel de las dos. No es muy notoria igual...
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